En la era de la diverfacción —esa búsqueda de experiencias únicas que justifiquen un gasto—, la música en directo se ha convertido en uno de los grandes motores del turismo global. No se trata solo de entretenimiento. Hablamos de un fenómeno económico y cultural con impacto directo en la movilidad, el consumo y la planificación de viajes.
El Movistar Arena Madrid, epicentro de eventos musicales con gran impacto hotelero.
En 2024, el mercado mundial del turismo musical —que engloba conciertos, festivales y eventos en vivo— alcanzó un volumen de negocio de 83.177 millones de euros según Grand View Research, y se prevé que escale hasta los 230.193 millones de euros en 2030, con una tasa de crecimiento anual del 18,8 %. Este auge se apoya en una tendencia imparable: el llamado gig tripping, que lleva a millones de fans a cruzar fronteras para asistir a conciertos o festivales emblemáticos.
Giras como The Eras Tour de Taylor Swift —considerada un auténtico dinamizador de la economía global—, junto con artistas como Bad Bunny, Karol G o Bruce Springsteen, han impulsado una ola de viajes internacionales centrados en la música. Solo el regreso de Oasis, por ejemplo, ha hecho que hoteles y anfitriones de Airbnb cuadripliquen sus precios en las ciudades que acogerán sus conciertos.
Los festivales atraen a miles de asistentes, generando impacto económico directo en el destino.
España se ha consolidado como uno de los 15 mercados más potentes del mundo en música en directo. En total, el turismo musical generó 5.314 millones de euros en España, con más de cinco millones de asistentes a conciertos y festivales, según Sympathy for the Lawyer (SFTL) e Incentiva Music.
El impacto para el Estado también ha sido significativo, con una recaudación fiscal estimada de entre 1.200 y 1.600 millones de euros.
Madrid se ha posicionado como uno de los grandes epicentros del turismo musical europeo, superando incluso a Barcelona en volumen económico. Tal es así que en 2024, la venta de entradas alcanzó los 185,3 millones de euros, un 96 % más que en 2023, y generó un efecto dominó en la hostelería, el transporte y el comercio local.
Las cifras hablan por sí solas:
Según Colliers, los precios de los hoteles en Madrid aumentaron entre un 23 % y un 76 % durante los días de grandes conciertos, llegando incluso a picos del 110 % en una de las fechas de Bruce Springsteen.
Durante los festivales, la ocupación hotelera se dispara en grandes ciudades.
El auge del turismo musical no solo eleva la ocupación hotelera: impulsa toda la cadena de valor. Festivales como Arenal Sound o Viña Rock generaron 4.700 y 1.800 empleos respectivamente, además de un impacto económico de 42 millones y 22 millones de euros.
Con el crecimiento de la demanda, asegurar alojamiento cercano a los eventos se ha convertido en un reto: los precios se disparan, la disponibilidad se reduce y la comodidad del viajero se convierte en prioridad.
En GAT X respondemos a esta tendencia con soluciones diseñadas para mejorar la experiencia del asistente: paquetes integrales de alojamiento y entradas que garantizan accesibilidad, confort y una gestión sencilla mediante el proceso de compra.
Nos encargamos de coordinar la estancia y el acceso al evento, facilitando que los viajeros puedan centrarse únicamente en disfrutar de la música y del momento, sin preocuparse por la logística, la alta demanda o la subida de precios a última hora.
Si la música es capaz de aumentar hasta un 76 % el precio de los hoteles, la industria turística tiene la oportunidad —y la responsabilidad— de ofrecer experiencias que estén a la altura del valor que el público está dispuesto a invertir.